jueves, 26 de agosto de 2010

Partes entrañables de Madrid

Uno cae en cuenta que la ciudad en la que reside se ha convertido en «su Ciudad», cuando descubre que ya tiene «su café", "su librería», «su calle»,... en pocas palabras, que se ha apropiado del espacio y es parte de nuestra propia vida.

Esto tiene muchas ventajas, pues los momentos de down o melancolía (que ahora todos llaman gratuitamente «depresión», que es algo mucho más duro y más complejo) se tiene un espacio en el cual refugiarse. Cuéntenmelo a mí, que tras una decepción amorosa y teniendo sólo tres meses de llegado a Madrid, echaba de menos a la Ciudad de México, que por entonces era MI CIUDAD, y Madrid sólo aquella en la que residía.

Hoy, tras algunos añitos transcurridos y cuando vienen amigos de otros lares (tengo la suerte de tener amigos de varios países y regiones del mundo, lo cual me ayuda a ver a mi Ciudad actual con distintas perspectivas) me veo en la necesidad de recomendarles a dónde ir y en muchas ocasiones acompañarlos.
Es en este punto que veo qué sitios considero íntimamente ligados a mí, que son mis joyas personales y que cualquier crítica negativa, lo considero una crítica a mí mismo.

Mi cariño a ellos depende en muchas ocasiones del momento del día e incluso de la temporada del año. Si me preguntaran cuál es mi TOP TEN de sitios en Madrid a lo largo del año, de seguro diría:

a) La Gran Vía, por la mañana (de preferencia en un sábado o domingo), paseando desde Alcalá hasta la Plaza de Callao;

b) Recoletos, en la parte que va del Paseo de Recoletos hasta Serrano, al sur de la Biblioteca Nacional. También por la mañana madrileña (que, para los que no estén habituados a la forma de distribuir el día "a la española", es hasta las 14 o 15 horas y no hasta las 12 como se estila en América);

c) El Paseo de Recoletos y los primeros 100 metros de sur a norte del Paseo de la Castellana (de pequeño los conocí aún llamándose «Avenida del Generalísimo», pero era el 1978-preconstitucional), a cualquier hora del día y cualquier día del año;

d) La Calle de Alcalá, desde Velázquez (con las Escuelas Aguirre, ahora Casa Árabe, incluida) hasta Sol. Un paseo por la mañana es estimulante y permite observar la vida cotidiana de la Ciudad, más que todo del Centro y el privilegiado Barrio de Salamanca;

e) El Retiro, entrando por Menéndez Pelayo («mi calle», en donde vivo) o por Antonio Maura, sinceramente la entrada por la Plaza de la Independencia (en donde está la Puerta de Alcalá), fuera de las mañanas muy temprano, me parece muy populachera y me hostiga. No permite disfrutar del Parque, con émulos cutres de Mickey Mouse o cualquier dibujo animado de éxito y gente que lo toma para día de campo (My God!!) con todo y tortilla de patatas.

f) El Barrio de las Letras, callejear por él, patearlo por las calles paralelas al Paseo del Prado, es un gustazo a medio día; encontrarse con la parte posterior del Caixa Forum o alguna galería pequeña o un colmado (tienda de abarrotes) que ha resistido el paso del tiempo, a la formica y a las tiendas de conveniencia; es un lujo.

e)
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